Espacio personal de Bernardo Muñoz.

Mes: julio 2018

Editorial Funambulista

Editorial Funambulista

Editorial Funambulista

Os anuncio que mi libro, cuyo título espero hacer público en breve, será editado por Editorial Funambulista Un orgullo que va más allá de las aspiraciones que, como escritor, imaginé

Si algun adjetivo define a Funambulista es prestigio. Por el trabajo que realiza y porque su ADN recoge la esencia de la mejor tradición editorial de este país.

Para entender qué es Funambulista hay que conocer a su creador, Max Lacruz y recordar también que su padre, Mario Lacruz,  fue un  editor de los llamados legendarios. Un hombre que trabajó, desde las diferentes editoriales en las que realizó su labor, con lo mejor de las letras en español de los últimos cincuenta años. Baste decir que mis tres mayores referentes en literatura (mis tres queridas «M»: Marsé, Montalbán y Mendoza) publicaron con él.

Mario Lacruz fue además un excelente escritor. SU novela, «el inocente» se considera de forma unánime la precursora de la literatura policíaca en español.

Reconozco que ser acogido en Funambulista y hacerlo además con una novela de corte negro, supone un plus de responsabilidad. Por la confianza que me ha demostrado Max,  y por la tradición literaria que arrastra.

Solo espero estar a la altura.

Radio Nights. Chris Isaak.

Chris Isaak Summer holiday

Chirs Isaak

¿Quien recuerda aquel amor de verano?

Muchos, sin duda. Aunque pocos han sabido cantarlo tan bien como Chris Isaak en su tema Summer Holiday.

Una voz que derrite en su lamento y que quema más que el sol.

Os aviso: Cuando llegue el «La, la la la, la, la» más de uno o una se derretirá. Si no lo ha hecho antes.

Feliz verano y felices amores.

 

 

 

 

 

El vendedor de enciclopedias

Vendedor de libros

Vendedor de libros

Hace pocos días leí en el blog Notas para lectores curiosos un interesante artículo en el que su autora lamentaba del fin de las enciclopedias de papel. Una agonía inexorable que, razoné, también ha comportado la extinción de un venerable oficio: el de vendedor de enciclopedias.

Tenté suerte en el arte del puerta a puerta hace cuarenta y un años. Sólo duré tres días ejerciendo el oficio. Pero en ese tiempo conseguí cuatro socios para Xarxa Cultural, una alternativa en catalán a Círculo de Lectores (o su competencia Discolibro ¿alguien la recuerda?) que comercializaba también la Gran Enciclopedia Catalana. Todo un logro para alguien como yo que, en aquellos años, no hablaba ni una palabra en la lengua de Pompeu. Y un ejemplo de integración por parte de mis suscriptores, familias humildes castellano-parlantes de Bellvitge y el barrio del Congreso.

Claro que estos logros no eran nada comparados a los que consiguió un amigo mío. Jordi O era un hacha en la venta domiciliaria que llegó a desarrollar incluso un método propio. Su sistema, galardonado por la editorial para la que trabajaba, se basaba en el más puro común. Perder poco tiempo con quien no te compra y centrarte en el cliente predispuesto. Según Jordi, a quien lograbas vender una primera colección, podías colocarle a continuación lo que fuera. Y en la misma visita. Jordi fue un precursor de las ventas cruzadas.

Por desgracia, este mundillo no estaba exento de picaresca. En una ocasión me topé con un tipo interesado en captar suscriptores para una enciclopedia. Su idea era usar maiings, que deseaba contratar conmigo. Una iniciativa loable, salvo por un par de problemas. De entrada, de la supuesta obra no existía más que un folleto promocional. No se había impreso ni un libro. Tampoco pensaba pagarme los mailings, al menos de inicio. Su plan era fácil. Conseguir una cantidad suficiente de suscriptores que le permitiera costear mis gastos y la edición del primer tomo. A partir de ahí, a buscarse de nuevo la vida hasta lograr publicar el segundo. Y después el siguiente. Y el otro. La enciclopedia, cuya temática ya olvidé, tenía una previsión de veinte volúmenes.

Aún recuerdo a aquel tipo, exponiéndome su proyecto con toda seriedad. Había trasladado el despacho a su vivienda, pues le habían embargado la oficina. Ocupaba una habitación tan minúscula que tenía que saltar por encima de la mesa para acceder a su sillón. Decliné el trato con todo cariño y le recomendé que considerara hacer un par de retoques a su plan. Los suficientes como para no acabar en la trena. Nunca volví a saber de él. Espero que me hiciera caso.

Sea por cambio de hábito de los compradores o por la maldita Wikipedia el oficio de vendedor de enciclopedias ha muerto. Se ha quedado sin materia prima. Vaya desde aquí mi pequeño homenaje a este gremio que, por solidaridad, deseo hacer extensivo a todos los profesionales del puerta a puerta. Desde los vendedores de Avón o Tuperware hasta los legendarios cobradores de «los muertos».

Podar una novela

revisando la novela

Corregir un texto es como podar una planta.

Lo primero es sanear. Arrancar de cuajo adjetivos machacones, adverbios repetitivos o interjecciones recurrentes, capaces de afectar a la salud del libro. Por no hablar de gazapos, erratas, faltas de ortografía u otras plagas que puedan haberse adherido a él.

Después toca recortar. Se trata de moldear el conjunto con sumo cuidado para que, sin que pierda su esencia, logre expresar todas sus cualidades.

Reconozco que soy un fiera eliminando malas hierbas ortográficas y gramaticales. Y que, aunque me lo pienso más a la hora de dar la forma última la texto, tampoco me tiembla el pulso cuando toca pasar la tijera.

La última revisión del libro recortó 12 páginas a la versión previa. La actual promete ser aún más drástica. Las imágenes hablan por sí mismas.

¡Como siga adelgazando el contenido al final me voy a quedar con un relato breve!

 

 

Revisando la novela. Empieza el rock and roll!!!

escritorio_novelaEn 10 días debo entregar la versión revisada de la novela. Una labor que tendré que compaginar como pueda con una inusual carga de trabajo en mi ocupación habitual (la que me da de comer, así que poca broma)

¡Mierda! Ahora que por fin empieza la fiesta, me va a pillar con el paso cambiado.

Terror

O quizá sólo sea que, tras una espera tan larga, la inminencia de la publicación me produce vértigo.

Por fortuna, la última versión del escrito ya estaba bastante trabajada. Aún así, quiero volver a ponerla a prueba. He organizado el trabajo de la siguiente manera:

Primero la leeré de un tirón, bajo una visión crítica. Me obsesiona su coherencia como obra: ritmo, intensidad, estilo, diálogos, etc. También volveré a diseccionar a los personajes. Nunca se trabaja lo suficiente para hacerlos más creíbles . Además, debo comprobar si cuanto narra sigue vigente para una edición de 2018. De hecho, ya he detectado algún comentario que necesita actualización.

Después la analizaré capítulo por capítulo. Ortografía, gramática, erratas y los mil y un gazapos que la obra puede esconder. Hay 18 capítulos, así que trabajo no me va a faltar.

Por último, y si aún me queda tiempo, volveré a leerla de cabo a rabo, para comprobar si los cambios afectan de alguna forma al estilo general.

¿Significará esto que la versión que entregue el próximo día 22 será la definitiva ¡NO! A partir de aquí intervendrá el editor, quien me ha prometido muchas y variadas sorpresas.

Ahora empieza el Rock and Roll. Y voy a ser sincero. Aunque intente justificarme exponiendo mis temores, en realidad estoy mucho más excitado que asustado.

Además, cuento con todos vosotros.