Espacio personal de Bernardo Muñoz.

Categoría: literatura

El reloj de la barbarie

Cuando consideré acabar mis presentaciones alertando que estábamos a 5 minutos de volver a padecer la NO CULTURA DE LA GUERRA, me planteé si valía la pena exponer algo tan duro en una celebración lúdica. Finalmente lo hice, convencido de que, más que nunca, era responsabilidad de quienes tenemos acceso a la transmisión de la cultura hacer bandera de valores como Igualdad, Fraternidad, Libertad o Justicia. Sin embargo, en mi fuero interno, confiaba en que el tiempo se detuviera antes de que transcurrieran esos 5 minutos que nos separaban de la barbarie.

Por desgracia mis previsiones no se han cumplido. El reloj ha sido inexorable. Pero aunque la realidad me dé una hostia detrás de otra, aunque en la fragilidad de mi plano interior llore de impotencia, os prometo que seguiré trabajando, de la forma en que mis pobres medios lo permitan, en contribuir para construir un mundo más humano.

Javier Cercas o el peligro de ser uno mismo.

Javier Cercas

En estos tiempos de fanatismos, de adhesiones inquebrantables, de convertir en enemigo a quien no comulgue con tus postulados, de intentar destrozar al diferente por el mero hecho de serlo y de imponer verdades aún a base de mentiras, se hace más imprescindible que nunca reivindicar la disonancia, oponer al adoctrinamiento el pensamiento crítico, huir de anatemas y cuestionar sobre todo lo incuestionable. Aún a sabiendas de los riesgos que, cada vez más, supone pensar por uno mismo y, sobre todo, expresarlo.

La penúltima víctima de esta ola de intransigencia está siendo Javier Cercas. No me extenderé sobre la operación de acoso y derribo que está sufriendo el autor de “Soldados de Salamina” por parte de los comisarios del pensamiento único. No vale la pena.

La cultura sigue siendo la principal enemiga de los totalitarios. Y la más fácil de atacar por parte de quienes carecen de ella.

Todo mi apoyo a Javier. Un escritor al que admiro y una persona con quien no comparto muchas de sus opiniones.

El banquete de los detectives gourmets.

El algodon no engaña

El algodón no engaña

El banquete de los detectives gourmets. (O el misterio del mayordomo muerto en la casa de Pepe Carvalho)

En la chimenea de la casa de Vallvidrera arde «El sueño eterno» de Raymond Chandler.  Ocupando buena parte del salón, los invitados se reparten las tareas. Suena «Qualsevol Nit Pot Sortir el Sol».  De la canción han reclutado a Carpanta, quien se relame ante el desfile de platos.  Salvo Montalbano ha aparecido con una bandeja de arancini. Kostas Jaritos aporta una fuente de tomates rellenos, gentileza de su mujer. Georges Dupin, el más nuevo del grupo, se ha encargado del marisco y Maigret, uno de los más veteranos, del pollo al vino blanco. A Ricciardi no le ha dejado venir su aya y Brunetti, por machista, se quedará en la cocina fregando platos. La inspectora Salazar luce radiante entre los comensales. Echará de menos a Petra Delicado. Su amiga ha declinado acudir como acto de protesta. Le parece lamentable tan poca representación femenina en una reunión de detectives y policías gourmets. Ajeno a esta controversia, Poirot sigue concentrado en conseguir que sus dos huevos pasados por agua, de idéntico tamaño, presenten un perfecto eje de simetría respecto al plano de la mesa.

Carvalho ha dejado preparada la caldeirada y se concentra en los vinos.  Riojas a los que el tiempo ha hecho aún más nobles, Riberas de los de antes y Prioratos, unos caldos que, intuye, van a dar que hablar en los próximos años.

De repente, un grito en la cocina.

El cadáver reposa sobre la amplia mesa de trabajo. Le han practicado un corte preciso a la altura de la femoral y la sangre, canalizada a través de una vía, se deposita mansa en un barreño. Todos se miran estupefactos. Por una parte, temen que  ese crimen tan inoportuno les arruine la comida. Por otra, el misterio que aquel cuerpo anuncia espolea sus sus más íntimos instintos de sabuesos y huelebraguetas. Porque el caso se presenta difícil. Vean si no: el muerto no es otro que el propio mayordomo

En ese momento emerge una voz a espaldas de ellos.

-Buenas tardes, amigos míos, encantado de estar con vosotros. Debéis disculparme. Vengo de muy lejos y no soporto la comida congelada.

Aclarada la intriga, los invitados saludan con cariño a Hannibal Lecter y continúan con la fiesta.

 

Nota: este cuento debe mucho al blog «Gastronomía negra y criminal » de Montse Clavé  y al artículo de Manel Bonafacia «Las recetas preferidas de los detectives gourmets». Dicho queda

El bestiario de Fred Vargas

Fred Vargas

Fred Vargas, ganadora del Princesa de Asturias de las letras 2018

La escritora francesa Frédérique Audoin-Rouzeau, más conocida como Fred Vargas, gana el premio princesa de Asturias de las letras 2018.

Durante años me dediqué a comentar los libros que leía en un blog.  A modo de introcucción, las crónicas se iniciaban con una cita de la obra a tratar. Reconozco que no siempre era fácil entresacar un párrafo atractivo y que además hablara del libro o su autor. Había sin embargo, escritores muy agradecidos, ya que en cada página de sus novelas podías encontrar algo que valía la pena. Fred Vargas era mi favorita, una verdadera mina. Observen si no algunos extractos. Podemos empezar con éste, de «Un Lugar Incierto».

– También hay gente que come armarios –murmuró Adamsberg.
Vlad se interrumpió, inseguro.
– ¿Qué come armarios? ¿Es eso? 
– Sí. Tecófagos.
Vladislav tradujo, y Arandjel no pareció sorprendido.
– ¿Ocurre a menudo en su país? -se informó.
– No, pero también hubo un hombre que se comió un avión. Y en Londres, un lord que quiso comerse las fotos de su madre.
– Yo conozco un hombre que se comió su propio dedo –dijo Arandjel levantando el pulgar-. Se lo cortó y lo coció. Lo que pasa es que al día siguiente no se acordaba, y fue por todas partes reclamando su dedo.

Y seguir con esta otra cita de «La Tercera Virgen».

«(…) -Dese bastante prisa en volver, teniente, el gato no está muy bien.
– Es porque me fui sin avisar. Pásemelo.
Adamsberg se arrodilló y pegó el móvil al oído del gato. Había conocido a un pastor que telefoneaba a su oveja veterana para mantener su equilibrio psicológico y, desde entonces, ese tipo de cosas había dejado de sorprenderlo. Incluso recordaba el nombre de la oveja, George Sand.»

El gran mérito de Fred Vagas no se basa tan solo en su originalidad o su calidad literaria. Lo que más me asombra de ella es su capacidad para incluir su bestiario de seres extravagantes, oníricos, metafóricos o directamente imposibles en un género tan cargado de tópicos y arquetipos como la novela negra, sin que sus libros pierdan coherencia. Y eso que la mujer juega al límite. De hecho, cada vez que me sumerjo un nuevo libro de ella pienso lo mismo. Que ha llevado las cosas demasiado lejos, que los personajes se le han ido de las manos y que su surrealismo entierra la trama. Y cuando todo parece perdido… ¡zas! se obra el milagro. Cada personaje ocupa su lugar y todo cobra sentido.

Solo por su valentía, Fred Vargas merece de sobras el premio. Además, que se conceda a una mujer tan insigne galardón es aún más raro que muchos de sus personajes.

La triste herencia de Tom Wolfe

Tom WolfeRompedor, clasista, extravagante, vanguardista , conservador, progresista, elegante, histriónico, agudo, innovador, mordaz, brillante, inquieto, cínico, ególatra, provocador, narcisista, americano y hasta marciano.  ¡Con todos ustedes, míster Tom Wolfe!

Créanme, cuando una persona aglutina tantos y tan contradictorios adjetivos… ¡¡¡Bufff!!! ¡¡¡¡ARGGGG!!!! sin duda debe tratarse de un tipo excepcional. Una figura de la que por desgracia hoy toca despedirse

Tom Wolfe aportó al mundo una visión de la vida y una peculiar forma de narrarla, en lo que acabó definiéndose como Nuevo Periodismo. Un estilo que Wolfe contribuyó a crear y que ha marcado a varias generaciones de escritores y periodistas. Una forma de entender el mundo y de comunicarlo que, cincuenta y tantos años más tarde, agoniza.

Al nuevo periodismo lo ha matado Internet.

La Red ha transformado los medios, digitales y en papel, en unos productos de consumo efímero e inmediato.  Un cambio radical  que ha acabando relegando a  a los reportajes a un plano casi testimonial . Fíjense si no en el páramo de la prensa española. Ningún semanario que merezca tal nombre, dominicales en desbandada y unos medios on-line centrados en lo efímero.

Además, ahora las críticas mordaces se hacen desde Twitter, empleando unos pocos caracteres y sin necesidad de oficio o cultura. No hablemos ya de estilo o profundidad.

Así las cosas, solo queda despedirse de Wolfe, recordar su legado y esperar tiempos mejores. Ustedes y yo sabemos que llegarán ¡VERDAD? ¡¡¡¡glubbbsss!!!!!

 

 

El Nóbel de literatura se escribe en clave de «noir»

Lisbeth Salander

Y no porque la academia Sueca haya decidido honrar un género al que siempre ha ninguneado. El motivo es que los escándalos que estos días están saliendo a la luz sitúan al Nóbel de Literatura en el centro de una trama propia de la mejor novela negra.

En el centro de esta polémica un nombre: Jean-Claude Arnault, esposo de la académica Katarina Frostenson y responsable de una galería en Estocolmo vinculada a los Nóbel. Las acusaciones, destapadas por 18 mujeres, son muy graves. Abusos sexuales, nepotismo, y filtraciones de los ganadores del premio para, se supone, favorecer apuestas.

De momento, el escándalo ha provocado la dimisión de 3 miembros de la academia y ha obligado a intervenir al propio rey de Suecia.

En los próximos días sabremos cómo evoluciona esta crisis. Pero reconozcamos que lo que ya conocemos ofrece todos los ingredientes para una estupenda historia.

Jean Claude Arnault

Jean Claude Arnault

Suecia es toda una potencia en novela negra. No cuesta nada imaginar a Camila Läckberg trasladando a sus personajes a Estocolmo para investigar. O cuánto habría disfrutado Henning Mankell obligando a Kurt Wallander a meter las narices en el asunto.

Pero este caso, por sus connotaciones, habría hecho feliz sobre todo al malogrado Stieg Larsson. Pienso en Mikail Blomkvist investigando en torno a los grupos de poder que se mueven alrededor de los premios Nóbel. Recibiendo todo tipo de amenazas y presiones por su injerencia. Y en Lisbeth Salander, mucho más práctica, enseñando a Jean-Claude Arnault lo que esta chica  es capaz de hacerle a un hombre que no ama a las mujeres.

El oficio perdido de escribir

Hace unos días, en el marco de una charla con lectores, el autor Eduard Márquez se definió a sí mismo como representante de una especie en extinción. La de aquellos que aún consideran el escribir como un oficio. Con sus reglas, su técnica y su nivel de excelencia, como cualquier otra profesión.

Eduard, quien también ejerce como profesor en la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès, se mostró muy crítico con las nuevas hornadas de escritores. Comentó que muchos de sus alumnos

“no saben escribir. A algunos tan siquiera les gusta. Sólo quieren contar historias. Sin que les interese cómo”.

Marché de la biblioteca un tanto escéptico ante tanta contundencia, convencido de que Márquez, como profesor, debía ser durísimo. Claro que, tras toparme con la entrada que ilustra este artículo, empiezo a pensar que el pobre Eduard quizá se quedó corto. (amplíala haciendo click en la imagen o aquí)

Seamos sinceros. Cualquiera que use redes sociales sabe cuánto se atenta a diario contra los principios más elementales de la ortografía. Lo duro es que esta entrada pertenece a un autor quien, además, nos invita a conocer su nueva novela a través de una página temática de facebook.

Entiendo que pueda tratarse de una simple errata a la hora de teclear. De dos, ya que amén del clamoroso “echo” sin hache, también falta el acento en “el”. Pero ¡caray! si estamos promocionando un libro en un foro al que básicamente acuden amantes de la literatura, qué menos que repasar un poco lo que se pone.

Un error así no tiene que ver con la calidad literaria del autor. Denota, y ahí tengo que dar la razón a Eduard Márquez, falta de oficio.

Algo que, a diferencia de lo que él piensa, no creo que se haya perdido. Ocurre que para adquirirlo se necesita paciencia, dedicación y tiempo, unos valores que casan poco con la juventud.

De cualquier época.

 

El Carvalho de Carlos Zanón.

Cuando supe que Carlos Zanón iba a ser el continuador de la saga de Pepe Carvalho, reconozco que tuve un arrebato de indignación. Sin embargo, algunos hechos me han movido a matizar mucho esta postura

Uno ha sido releer al personaje de Manuel Vázquez Montalbán. Hace pocos días terminé “los pájaros de Bangkok” una novela de 1983 que en su día me cautivó. Me encantó recuperar a un querido autor y a unos personajes entrañables. Pero la principal conclusión que extraje denotaba algo terrible.

La Barcelona de Pepe Carvalho ya no existe. Quedó tan anclada en el tiempo como ese personaje.

Las recetas de cocina del detective están anticuadas, muchos de sus vinos también y la mayoría de los restaurantes que cita cerraron hace años. Al Carvalho de Montalbán le costaría lo indecible moverse hoy entre manadas de turistas, acometer superillas o sortear carriles bici. No tiene ni idea de smarts citys, desconoce los smartphones y ni en su peor sueño habría podido imaginar el procés.

Para situar a Carvalho en la Ciudad Condal de 2018 es necesario un esfuerzo considerable de puesta al día. Y en en este sentido, Carlos Zanón me parece una elección perfecta. El autor se ha mostrado a través de sus novelas como un gran conocedor de la Barcelona actual, de sus barrios y de las diferentes problemáticas que se funden en el caleidoscopio de esta pequeña gran metrópolis.

Hace pocos días tuve el privilegio de escucharle hablar del proyecto, y reconozco que su discurso aplacó mis recelos. De hecho, me impresionó el respeto, la modestia  y la ilusión que el autor transmitió a la hora de abordar este encargo.

Quedan aún algunas incertidumbres, como la posible evolución gastronómica del detective. ¿lo descubriremos comiendo Sushi? Aunque mi principal inquietud es si el autor de obras como “yo fui Johnny Thunders” o “Marley estaba muerto”, modernizará también los gustos musicales del detective, más anclados en el cuplé, el tango o el fado que en los Clash.

La solución a este y otros enigmas, según el propio Carlos Zanón, se resolverá a finales de año.

Adiós a Philip Kerr

Philip Kerr, el padre de l detective Bernie Gunther, ha muerto a los 62 años de edad a consecuencia de un cáncer.

Reconozco mi pasión por este autor, y en especial por el detective Bernie Gunther. No es fácil encajar novela negra y nazismo, ni construir un personaje entrañable sobre la base de un ex oficial de las SS. Philip Kerr lo logró de una forma convincente. Aunque las aventuras de Bernie Gunther se movían en escenarios tanto anteriores como posteriores a la contienda, sus descripciones del Berlín ocupado de la postguerra me parecían sobrecogedoras. Vencedores jactanciosos, vencidos malviviendo o prostituyéndose por un trozo de pan, y en medio Bernie, un superviviente cuyos valores personales,  a veces entrerrados por unos usos a lo Philip Marlowe, estaban muy por encima de la miseria en la que le tocaba moverse.

Philip Kerr fu uno de los grandes maestros de la novela negra de ambientación histórica, subgénero del que han bebido autores como Maurizio de Giovanni, con su comisario Ricciardi, o Steven Saylor, padre de Gordiano el Sabueso

Reconozco que no he leído sus tres libros, también de género negro, ambientados en el mundo del fútbol y protagonizados por un personaje, Scott Manson, que para muchos iba camino de situarse como un nuevo clásico.  Lo haré -alguno tengo por casa- aun con la pena de saber que lo que lees ya es historia.

Descansa en paz Philip.