Curas, militares, monjitas, guardias civiles y respetables señoras con pinta de presidir mesas pepitorias, juntos -y quien sabe si al final revueltos tras tanto roce -cantando el «Viva España» mientras hacen la conga ante la virgen de Lourdes.
 
Y todo financiado con dinero público. ¡Alegría! Solo faltó una capea y matar una vaquilla como fin de fiesta.
 
O torear a un rojo. O linchar a un catalán. Metafóricamente hablando, claro.
 
En fin, esta es la España que los que mandan quieren. Una reserva espiritual de la caspa cuyas esencias tratan de perpetuar atacando a quienes no participan de la fiesta, ya sea porque desean irse o porque intentan convertir a este país en algo que no dé tanta vergüenza ajena.
 
Empezando por los propios guardias civiles que denunciaron estas imágenes.

PD: Que el franquismo sociológico no ha muerto lo demuestra que Berlanga sigue más vivo que nunca.