El pasado lunes falleció Paco Camarasa, impulsor del certamen BCNegra y propietario de la extinta librería “negra y criminal”.
No voy a extenderme en una noticia que ya ha sido difundida por todos los informativos de este país. Pero sí me gustaría hacer una reflexión:
Del prestigio no se come.
Negra y criminal tuvo que cerrar sus puertas por falta de clientes. Y esto es algo de lo que, sin pretender hacer demagogia, todos los amantes del género deberíamos sentirnos un poco culpables. El propio Paco Camarasa lo dejó claro cuando bajó por última vez la persiana.
“Había quien simplemente venía a que le recomendaras un libro y luego se lo compraba en cualquier otra parte”
Quizá debamos reflexionar sobre el modelo de librería que como lectores deseamos. Y hacerlo de forma seria, teniendo en cuenta que, más allá de anhelos o querencias, para que una librería subsista como negocio debe ser económicamente sostenible.
¿Virtual o física? ¿Temática o generalista? ¿Exclusiva o compartiendo espacio con otros artículos? La verdad, no tengo ni idea. Sólo sé que cada vez que veo el local que ocupaba la Catalònia convertido en un MacDonalds me cabreo. Que la arrogancia que mostraban los empleados de algunas de estas grandes librerías en sus buenos tiempos tampoco ayudaba a hacer de ellas un espacio amable. Y que como no nos espabilemos, al lector medio no le quedará más oferta para comprar libros físicos que la que ofrezcan supers y gasolineras.
Mal asunto para quienes escribimos y no somos Dan Brown. Ni lo envidiamos… salvo por la pasta, claro.
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