Espacio personal de Bernardo Muñoz.

Etiqueta: novela negra

Vuelve Víctor Itoiz

Hola amigos. Por fin puedo confirmar que mi nueva novela está punto de ver la luz.

La continuación “el enigma Recasens” presentará una nueva aventura en la que violinistas, detectives, mafiosos, asesinas a sueldo, rumberos, políticos en activo, herejes gastronómicos y monárquicos convencidos se interrelacionarán alrededor de unos crímenes tan singulares como incomprensibles.

El libro es también una reivindicación de la alegría y un canto al coraje como forma de enfrentarse a la vida. Hasta en las situaciones más extremas.

Mi propósito es que disfrutes de la historia, rías con ella, vibres, y te contagies de la ternura que he tratado de transmitir en sus páginas.

En breve os anunciaré el título definitivo. ¡Estad atentos!

Rompiendo tópicos de escritor (parte 1)


tópicos exritor tacones agujaTópico nº 1. “Hay parte de mí en todos los personajes de mi libro”.

Mentira. Yo no tengo nada de acosador, ni de putero, ni soy un corrupto. Os aseguro que jamás he matado a nadie, ni he ordenado ejecuciones.

Salvo  sorpresa mayúscula por mi parte, no soy depositario de ningún gran secreto familiar.

Tampoco uso minifaldas, ni sé caminar sobre tacones de aguja, ni, hasta donde intuyo, los hombres pierden la cabeza por mí.

No trato de sobrevivir sobre las cenizas ya esparcidas de una vida anterior, ni doy la espalda a la gente que quiero, ni me esfuerzo por construir defensas emocionales y encerrarlas en una burbuja.

Además, no tengo ni idea de tocar la flauta travesera.

Novela negra y música (I)

jazz y novela negraLa novela negra, por propia definición, se identifica poco con las imágenes en color. Lo suyo es la escala de grises. De la misma forma, nadie imagina la banda sonora de una buena historia criminal a ritmo de polca o de tecno pop. Lo suyo es el jazz o a lo sumo un blues eléctrico, tipo escuela de Chicago.

El cine tiene mucho que ver con esta asociación tan contradictoria. Y es que resulta paradójico que música afroamericana y de origen rural identifique a unas historias urbanas, protagonizadas casi siempre por blancos.

En España música y género negro han tendido a transitar por separado, con notabilísimas excepciones. La colaboración entre Andreu Martín y Dani Nel·lo nos ha dado tanto libros como un buen puñado de temas de jazz y rythm & blues, unidos en la serie «asesinatos en clave de jazz».

Con Thelonious Monk en la cabeza, Xavier B. Fernández parió “el sonido de la noche”, un delicioso libro en el que el jazz se respira articulando una historia negrísima.

Y si hablamos de blues y jazz, difícil es no mencionar el rock. Aquí sí que contamos con un escritor de referencia, Carlos Zanón, responsable de títulos tan elocuentes como “Yo fui Johnny Thunders” o “Marley estaba muerto”. Para Carlos la música no es un telón de fondo, un paisaje o una excusa. El rock, su cultura -si es que la tiene- toma papel principal y forma parte de las sórdidas historias que desgrana el autor barcelonés.

Más allá de la música anglosajona, obligado es recordar a Manuel Vázquez Montalbán y su “Tatuaje”, con referencia explícita al cuplé de Concha Piquer. Pero hay más aportaciones.

Personajes de una novela negra que nunca se ha escrito –«Las Leyes de la Frontera» de Javier Cercas escapa a esa clasificación- fueron también los quinquis de los setenta cuyas aventuras glosaron Los Chichos o Los Chunguitos. Y es que el universo de ladrones, camellos, asesinos, delatores, malas mujeres y policías torturadores que estas canciones detallan, se sitúan de lleno en el género.

Al igual que los narcocorridos mexicanos. Popularizados por Los Tigres del Norte, podríamos definirlos como historias criminales cantadas, de por general con conocimiento de causa.

Y llegados a este punto,  si hubiera que destacar un relato musicado de corte negro y criminal éste sería el famosísimo “Pedro Navaja” de Rubén Blades. Pocas veces la fusión de melodía y texto ha funcionado tan bien para narrar una historia.

Por cierto, su autor hizo una continuación a esta canción, “Sorpresas”, mucho menos conocida pero con un texto igual de intenso y divertido. Juzguen ustedes mismos.