Espacio personal de Bernardo Muñoz.

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Escribir y reescribir: a la caza del gazapo

Escribir es también es reescribir: releer, tachar, cambiar, modificar, reescribir… y de nuevo releer, tachar, cambiar… en una suerte de día de la marmota que no cesa hasta que tú o o la editorial decide que hay que parar. Por aburrimiento o para no marear más la historia.

Tampoco conviene obsesionarse pues, hagas lo que hagas, sabes que hay dos reglas que se cumplirán siempre:

  1. Cada vez que te enfrentas al texto, volverías a cambiar algo. Aunque ya lo hayas leído 100 veces.
  2. Por mucho que lo revises, jamás cazarás todos los gazapos. Siempre quedará alguno en espera de ser descubierto tras la impresión.

Seguro que mi nueva novela contendrá algún fallo. Ni os imagináis la cantidad que he tenido que arreglar. Y es que, aunque esto de las correcciones es, de largo, la parte más tediosa en el proceso de creación de un libro, resulta imprescindible para que el producto que acabe en vuestras manos ofrezca la calidad que merecéis.

Revisando la novela. Empieza el rock and roll!!!

escritorio_novelaEn 10 días debo entregar la versión revisada de la novela. Una labor que tendré que compaginar como pueda con una inusual carga de trabajo en mi ocupación habitual (la que me da de comer, así que poca broma)

¡Mierda! Ahora que por fin empieza la fiesta, me va a pillar con el paso cambiado.

Terror

O quizá sólo sea que, tras una espera tan larga, la inminencia de la publicación me produce vértigo.

Por fortuna, la última versión del escrito ya estaba bastante trabajada. Aún así, quiero volver a ponerla a prueba. He organizado el trabajo de la siguiente manera:

Primero la leeré de un tirón, bajo una visión crítica. Me obsesiona su coherencia como obra: ritmo, intensidad, estilo, diálogos, etc. También volveré a diseccionar a los personajes. Nunca se trabaja lo suficiente para hacerlos más creíbles . Además, debo comprobar si cuanto narra sigue vigente para una edición de 2018. De hecho, ya he detectado algún comentario que necesita actualización.

Después la analizaré capítulo por capítulo. Ortografía, gramática, erratas y los mil y un gazapos que la obra puede esconder. Hay 18 capítulos, así que trabajo no me va a faltar.

Por último, y si aún me queda tiempo, volveré a leerla de cabo a rabo, para comprobar si los cambios afectan de alguna forma al estilo general.

¿Significará esto que la versión que entregue el próximo día 22 será la definitiva ¡NO! A partir de aquí intervendrá el editor, quien me ha prometido muchas y variadas sorpresas.

Ahora empieza el Rock and Roll. Y voy a ser sincero. Aunque intente justificarme exponiendo mis temores, en realidad estoy mucho más excitado que asustado.

Además, cuento con todos vosotros.