Microsoft cierra su tienda de e-books. Los clientes que compraron algún libro en esta plataforma verán como las obras adquiridas se esfumarán en breve de sus dispositivos. A cambio, el gigante informático reembolsará el importe a sus clientes.
Esta noticia refleja dos cosas: Por una parte, el escasísímo impacto de los libros electrónicos entre los consumidores. Por otra, los peligros de adquirir algo que, en realidad, no es del todo tuyo. Imagino cómo se le quedará la cara a quien compró a Microsoft esa novela tan rara, o un volumen académico de consulta permanente. Y es que no es de recibo que alguien desde Redmond o Cupertino decida tu biblioteca. Además, la pérdida de un libro querido, o útil, nunca puede ser compensada con dinero.
Algo que jamás sucederá a quien compre una obra en formato de papel. Y puestos a valorar lo material, mejor siempre en una librería física. Al menos recibirá la atención y el consejo de un librero de carne y hueso, y no de un algoritmo.
Personas como Salvi Rosich, que lleva 13 años asesorando a sus clientes desde la librería Pléyade de Barcelona. Recomendando libros a sus clientes sin más criterio que su enorme bagaje como lector. Y con con la tranquilidad que le dará saber que las obras que venda serán siempre de sus dueños, al menos mientras éstos quieran.
Desde aquí un abrazo a Salvi y a todo su equipo.
PE: Por no centrarme solo en los libros. Mis vinilos, esos que ya compraba con 16 años y que aún conservo como un tesoro, es muy posible que me sobrevivan. ¿Alguien cree que sucederá lo mismo con las listas de Spotify?
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