Lisbeth Salander

Y no porque la academia Sueca haya decidido honrar un género al que siempre ha ninguneado. El motivo es que los escándalos que estos días están saliendo a la luz sitúan al Nóbel de Literatura en el centro de una trama propia de la mejor novela negra.

En el centro de esta polémica un nombre: Jean-Claude Arnault, esposo de la académica Katarina Frostenson y responsable de una galería en Estocolmo vinculada a los Nóbel. Las acusaciones, destapadas por 18 mujeres, son muy graves. Abusos sexuales, nepotismo, y filtraciones de los ganadores del premio para, se supone, favorecer apuestas.

De momento, el escándalo ha provocado la dimisión de 3 miembros de la academia y ha obligado a intervenir al propio rey de Suecia.

En los próximos días sabremos cómo evoluciona esta crisis. Pero reconozcamos que lo que ya conocemos ofrece todos los ingredientes para una estupenda historia.

Jean Claude Arnault

Jean Claude Arnault

Suecia es toda una potencia en novela negra. No cuesta nada imaginar a Camila Läckberg trasladando a sus personajes a Estocolmo para investigar. O cuánto habría disfrutado Henning Mankell obligando a Kurt Wallander a meter las narices en el asunto.

Pero este caso, por sus connotaciones, habría hecho feliz sobre todo al malogrado Stieg Larsson. Pienso en Mikail Blomkvist investigando en torno a los grupos de poder que se mueven alrededor de los premios Nóbel. Recibiendo todo tipo de amenazas y presiones por su injerencia. Y en Lisbeth Salander, mucho más práctica, enseñando a Jean-Claude Arnault lo que esta chica  es capaz de hacerle a un hombre que no ama a las mujeres.